miércoles, 3 de diciembre de 2014

Caso real sobre el tráfico de personas


Buscando casos reales de tráfico de personas, he encontrado una página web donde explica en que consiste, los fines, consecuencias, indicadores y las diferencias entre trata de blancas y tráfico de personas. En esta misma página hay 3 casos, los cuales son interesantes de leer, cada uno es diferente pero todos con el mismo fin conseguir dinero para su familia, poder tener una vida mejor y que al final acaban siendo engañados.

A continuación os he escrito uno de estos casos para que podáis leerlo y decir que pensáis sobre esto y también os pego la página web por si queréis entrar a mirar los otros casos. 


CASO: TODO SALDRA BIEN

Me pregunto cuántos han pasado esta espantosa experiencia; me da rabia saber que caí en manos de gente tan inescrupulosa, no me explico cómo un ser humano le puede hacer esto a otro ser humano, no tengo ni palabras para describirlo. 

En mi país la situación está muy difícil, nuestra tierra no sólo es golpeada por la pobreza, sino también por guerras y por el clima que a veces no perdona.  No tienes nada y la poca posesión te la quitan o no te da ni para comer.   

Me casé con la esperanza de tener una familia, de salir adelante, somos muy unidos.  Estaba contento con mi esposa y mis hijos, pero no soportaba ver que se enfermaban y no podía llevarlos a un hospital, saber que me pedían comida y no podía darles más que arroz.  Y mi pobre esposa me miraba sin decir palabra, sin reclamar nada, pero en sus ojos podía ver su angustia y sufrimiento.

Es por eso que me embarqué junto con un   primo para trabajar en el mar como               pescadores, no tenía mucha experiencia, pero sentí que no era un trabajo difícil y la paga era muy buena, ese dinero se lo enviarían a mi   familia y yo me quedaría con un pequeño porcentaje, sólo en caso de ocupar cosas para el cuidado         personal, o para cubrir necesidades.  El plan estaba muy bien, mi esposa Lu tenía miedo pero me senté con ella, platicamos y vimos que era nuestra única salida.

Vendí algunas herramientas que tenía y reuní el poco dinero que poseía, era la reserva para unos meses producto de un trabajo que había realizado, pero pensé que mi familia recibiría el dinero casi de       inmediato a mi partida como parte del contrato y no me preocupé, pensé - todo saldría bien.   

Recuerdo como si fuera hoy cuando llegué a la casa de mi primo para juntos empezar el viaje, nunca habíamos subido a un avión y teníamos que tomar tres, luego nos esperaban en el aeropuerto y de ahí nos llevarían al lugar destinado y nos mostrarían en qué consistiría el trabajo, un poco de preparación y listo, al barco y a trabajar.

Cuando llegamos todo fue diferente, sí teníamos que trabajar en un barco, pero las redes se destinaron no sólo a la captura de los peces, estaban echadas sobre nosotros, quienes fueron capturados fuimos nosotros con nuestras esperanzas de un futuro mejor.  Pasamos hasta seis meses en ese barco,   hacinados, había gente de todo lugar, gente que no conocías pero que tenían los mismos anhelos y la misma frustración al verse engañados.  Fuimos golpeados, pasamos hambre y sed, no había hora- rios, simplemente debíamos trabajar como fuera y en las condiciones que fueran.

Me mantuve siempre calmado por mi familia, si reclamaba sabía que me golpearían, si pe- leaba con mis compañeros me podían hasta matar.  Lo único que me confortaba era una pequeña foto desteñida de mi familia que había logrado guardar muy bien, sentía que era mi única protección, porque todo me lo quitaron hasta mi pasaporte, me deja- ron un    poco de ropa y nada más.

A veces me sentía desconectado del mundo, cómo poder huir o tener un espacio para ti, cuando pierdes hasta tu nombre, eres uno más, tu único valor es un precio, algo que se puede mercadear.   

Sobreviví a esa experiencia, tenía la posibilidad de quedarme en ese país o retornar con la vergüenza de no haber realizado el sueño para mi familia, pero pensé qué necesitaban mis hijos, ese dinero o a su padre?   

Ahora trabajo de sol a sol, pero ya mi techo no es aquel barco herrumbrado, mi techo es el cielo, mi cobija es mi hogar, mi alimento es mi familia. Abrazo a mi hijo, levanto mis ojos al horizonte, y le dijo a su oído, todo saldrá bien.

 

En mi opinión me parece lamentable que cada vez haya más casos de tráfico de personas y trato de blancas.

No entiendo como hay personas que son capaces de llegar a engañar, utilizar a personas como esclavas para obtener múltiples ganancias con ellas y mucho menos matar, esto es un delito que atenta contra la dignidad del ser humano.

Considero que tendría que haber más protección y ayudas para las personas que han sido víctimas de estos delitos, y que hubiera más estrategias para prevenir la trata de blancas o el tráfico de personas.

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